El flamenco, nuestro arte eterno

 

Sí, arranco este post con «El Viejo Verano», la primera canción con la que hace pocos días se presentó el nuevo disco de El Barrio. Llamadme quinqui, cani, malotillo o barriobajero, pero me gusta, como, debo confesar, que siempre me han hecho tilín los temas compuestos por el señor Figuereo. Siempre me he considerado un rockero y lo sigo siendo (sí, de los de Extremoduro, Barricada y compañía intramuros y los Iron Maiden, Metallica, ACDC o Guns N’ Roses extramuros), y quizás por eso me gusta en cierta manera un estilo en el que se mezcla el llamado rock andaluz (ese que enarbolaron grupos y músicos como Triana, Raimundo Amador, Medina Azahara o Kiko Veneno) con el flamenco (aquí más que en sus antecesores) ese estilo musical tan nuestro al que hoy quiero hacer referencia en este artículo.

El flamenco es un estilo español de música y danza, es nuestro estilo músical propio e imborrable, una seña de identidad que se originó en Andalucía hace ya tres siglos y aunque no se conocen bien sus orígenes siempre se relaciona con la etnia gitana, aunque siempre se habla de su riqueza histórica por el mestizaje cultural de sus orígenes que se debaten entre musulmanes, cristianos, judíos y gitanos entre otros. Una curiosa mezcla que se hace aun más palpable al ver cómo España fue el único lugar donde apareció a pesar de que ese mestizaje se dio en numerosas partes del mundo. El cante, el toque y el baile son las principales facetas del flamenco.

Me gusta el flamenco, me gusta ir a un recital flamenco y escuchar las voces de los cantaores y disfrutar con los bailes que los acompañan. Y cuando lo veo me emociono, porque es bello y la mayoría de nosotros no sabemos apreciarlo, como sorprendentemente sí lo hacen fuera de nuestras fronteras, donde en muchos sitios se enseña este arte y es gracias a ellos uno de nuestros más valiosos recursos turísticos. Como ejemplo de esto, en los últimos años, la popularidad del flamenco en Iberoamérica ha sido tal que en países como Guatemala, Costa Rica, Panamá y El Salvador han surgido diversas agrupaciones y academias de flamenco; en Japón el flamenco es tan popular que en ese país hay más academias de flamenco que en España; y como dato más destacable, en noviembre de 2010, la UNESCO declaró al flamenco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Sin ir más lejos, el otro día mi compañera de piso, amante de España después de vivir allí un año de Erasmus, me contaba emocionada cómo se estaba adentrando en el mundillo a través de unas clases de flamenco que se imparten en la University of Manchester.

Pero claro, nosotros somos muy modernos y no queremos que nos vean desde fuera como unos simples títeres que vivimos el día al día bailando y dando palmas. Siempre será mejor mirar fuera y copiar otras culturas… Ahora se lleva mucho eso que escuchan los que se hacen llamar «modernos». Sí, el indie y aquellos que van de su mano, unos estilos musicales muy respetables (que no comparto en su mayoría dentro de mis gustos) y que intentan imitar la música inglesa de siempre, pero sin esencia de lo nuestro. Otros se han hecho a la música electrónica de las grandes naves industriales dicotequeras que suelen sonar en inglés; y otros, la gran mayoría, son de ese estilo que denominamos pachanguero y que abarca la música más comercial venida del extranjero y hecha en casa, donde destacan las superproducciones musicales en inglés, lo último que llega de las tierras hermanas de América Latina y los de siempre de por estos lares… Sin olvidar claro a los viejos rockeros, que como bien dicen «nunca mueren».

De todos los anteriores hay unos que han aceptado de mejor manera los estilos flamencos modernos que llegan a los más jóvenes (no así los clásicos) otros que los han adaptado a sus estilos y otros que simplemente crucifican a sus fans tachándolos de incultos y delincuentes. Y esto último es simplemente ignorancia, porque los estilos musicales son muy variados y todos ellos respetables y no los hay mejores ni peores, porque para gustos los colores, que se dice. No se es mejor ni peor por escuchar un estilo de música u otro, o se es más culto o menos haciendo referencia a la profundidad de las letras, ya que durante toda su historia el flamenco ha dado auténticas obras maestras en torno a esto.

 

Se que muchos reniegan de él porque quieren gritar afuera que nosotros somos más que eso, y así es. Yo soy de los que critica duramente cuando en las superproducciones de Hollywood en las que España aparece como una de las localizaciones siempre nos representan bailando y cantando flamenco alrededor de una hoguera y entre casas de adobe. Se que somos un país moderno (aunque la crisis nos lance al pasado) y eso debería reflejarse en todas esas películas, pero en realidad, nos guste o no, esa imagen es también muy nuestra, y no podemos borrarla por mucho que pensemos que por ello somos unos cutres o unos anticuados. La cuestión sería que se nos pudiese ver con una fusión de ambas, de modernidad con tradición, una tradición que de verdad creo que nunca debemos perder.

Camarón de la Isla

Así como el rock andaluz fue cayendo en decadencia a mediados de los 80 y a partir de mediados de la primera década del siglo XXI ha resurgido a través de numerosos grupos, con el flamenco ha pasado algo similar cuando muchos querían acabar con él. Y es que en estos tiempos que vivimos donde cuenta más lo de fuera que lo de dentro y nos vemos acomplejados por nuestras tradiciones por la imagen que tienen de nosotros en el exterior, el flamenco, como otras muchas cosas, dejaban de tener cabida.

Ya a finales de los años ochenta el famoso cantaor Camaron de la Isla se convirtió en un renovador del cante flamenco y hoy para muchos es una referencia y una inspiración. De su figura y su corta carrera debido a su muerte prematura surgieron otros grandes artistas como Antonio Flores, muy influenciado también por la tradición flamenca de su familia. Junto a él durante muchos años se fue mezclando con otros estilos como el rock (Antonio Flores incluído) con bandas como las ya mecionadas de Triana y Medina Azahara, u otros como Navajita Plateá, Ketama o La Barbería del Sur, además de otros cantantes como al que también me he referido con anterioridad, Kiko Veneno. En los últimos años se ha tratado de promocionar mucho a pesar de la poca aceptación entre la juventud, pero hoy con un estilo totalmente renovado y mezclado con otros estilos lo podemos ver en numerosas bandas además de la ya mencionada de El Barrio, como Estopa o Los Delinqüentes o de manera más clásica en ese magnífico disco que publicaron Diego ‘El Cigala’ y Bebo Valdés. Además de que han sido muchos los bailaores que han dado fama mundial al flamenco, como Joaquín Cortés o Eva Yerbabuena.

A continuación os dejo algunos ejemplos de estos temas, que en muchos casos han pasado a ser clásicos, muchos de ellos bellas canciones que merecen la pena ser apreciadas:

CAMARÓN DE LA ISLA – LA LEYENDA DEL TIEMPO

 

TRIANA – ABRE LA PUERTA NIÑA

 

MEDINA AZAHARA – NECESITO RESPIRAR

 

ANTONIO FLORES -ALBA

 

KETAMA – VENTE PA MADRID

 

NAVAJITA PLATEÁ – NOCHES DE BOHEMIA

 

LA BARBERÍA DEL SUR – LA ALEGRÍA DEL VIVIR

 

LOS DELINQÜENTES – DESPUÉS

 

DIEGO ‘EL CIGALA’ Y BEBO VALDÉS – LÁGRIMAS NEGRAS

 

Resumiendo, este post es un grito en favor del flamenco y de verdad que no es una crítica a los otros estilos musicales aunque en algunas de mis frases haya podido sonar a eso, es simplemente un llamamiento al respeto por algo que es tan nuestro y que tan bien nos representa en el mundo. Un tipo de música que no nos hace ser menos que los demás, sino que ha enriquecido nuestra cultura toda la historia y que debemos conservar y saber apreciar o simplemente respetar a aquellos que aún ven en el un arte y una seña de identidad.