El Chava, en el recuerdo

No, no estoy recuperando un viejo post de alguno de mis antiguos blogs. Esta tarde, trasteando por el magnífico blog abulense de Los 4 Palos, vi un artículo escrito por mi amigo Rubén Negro (al que os recomiendo que sigáis a través de su blog Trapseia), en el que se acordaba emotivamente del gran ciclista abulense José María ‘Chava’ Jiménez con la excusa de un interesantísimo documental sobre él que se emitió a finales del mes de agosto en TVE. Imprescindible para los amantes del ciclismo y para todos aquellos que tengan un buen recuerdo de el de El Barraco (Lo podéis ver completo en este enlace).

El próximo 6 de diciembre se cumplirán ya ocho años desde que nos dejó este genio de las dos ruedas. Un verdadero «monstruo» sobre la bicicleta que con enorme futuro por delante se vio truncado por unos problemas que derivaron de no saber encajar del todo esa fama que tan merecidamente se ganó sobre el asfalto.

De pequeño, como todos los niños, yo tenía una gran afición por la bicicleta, pero en mi caso por hacerme mis etapas diarias con mis amigos, duras etapas para unos canijos como éramos y más en esas tierras de Gredos en las que nos atrevíamos a retarnos en tan colosales campañas. Una afición que un día pasó a convertirse en pasión, cuando además de nuestras propias vueltas ciclistas comenzamos a apasionarnos por las de verdad, por las que salían en la tele. Y para mis amigos y yo, como tantos otros niños abulenses de esos años, la clave no fue otra que José María ‘Chava’ Jiménez, incluso por encima de mitos como Miguel Induráin. Todos conocíamos a Induráin, decíamos ser él cuando hacíamos nuestros últimos sprints, pero la figura del Chava nos cegó a todos de pasión e ilusión. Él era un prometedor y exitoso ciclista, un escalador nato que ya comenzaba a destacar con sus espectaculares victorias y además era de Ávila, era nuestro paisano, entrenaba en nuestras carreteras, en nuestros pueblos… era uno de nosotros.

En esa época, la afición al ciclismo en Ávila creció mucho y cada Vuelta a España que se disputaba la veíamos emocionados pendientes del Chava, esperando el ansiado día de la etapa de nuestra ciudad. Durante varias horas esperábamos impasibles en la Ronda Vieja de la Muralla al paso de los ciclistas sólo con el objetivo de verle y darle nuestro pequeño grito de ánimo en los kilómetros finales. Era todo lo que podíamos aportar, pero lo hacíamos con pasión, porque él era nuestro ídolo. Un ídolo que no se olvida y al que hoy todos recordamos con mucho cariño a pesar de esos duros momentos finales de su vida, en los que como dicen en el documental «no quiso llegar a la meta» después de haber trabajado tanto durante sus años de profesional.

También en el documental hacen referencia a que el Chava era un ganador, un ganador por los retos que se planteaba, aunque destacó por su enorme irregularidad, un auténtico portento sobre la bicicleta, maestro en la montaña a pesar de su enorme envergadura, cuyo principal objetivo era dar espectáculo, era meterse a los aficionados en el bolsillo con sus espectaculares arrancadas y sus sprints, hacer feliz a la gente dando espectáculo, a cambio de una fama que se ganó con merecimiento pero que al final supuso el final de su carrera y de su vida.

 

Son muchos los momentos de gloria que nos hizo vivir el Chava, pero el que quizás todos recordamos aún boquiabiertos es el de esa ya famosa etapa en la que se estrenaba en la ronda española la subida al durísimo puerto de L’Angliru. Una victoria épica frente a Pável Tonkov en la octava etapa en la que cuando todo el mundo pensaba que el ruso sería el ganador, el abulense apareció entre la niebla para en el sprint más mítico de toda su carrera hacerse con la victoria final. Un momento de emoción que en mi casa hizo que todos nos levantásemos de nuestros asientos de la misma manera que los aficionados al fútbol lo harían en el momento en el que su equipo marcase el gol de la victoria en la final de una Copa de Europa.

Un ejemplo de los buenos momentos que nos hizo vivir el Chava y por el que hoy aún le seguimos recordando con cariño. Porque nos dejó uno de nuestros abulenses más ilustres, un hombre que llevó el nombre de nuestra provincia muy lejos y lo hizo con espectáculo y ganándose fans allá por donde fuera. Siempre te recordaremos Chava, siempre estarás en nuestros corazones y en nuestro espíritu, para hacernos vivos, apasionados y luchadores, tal y como tu eras. Todos los niños abulenses que crecimos con el ciclismo de tu mano, de la mano de nuestro ídolo, te estaremos siempre agradecidos. Descansa en paz, porque tu recuerdo entre los aficionados estará siempre presente y a pesar de que ya nos dejaste hace mucho, en nuestros corazones aún estamos a tu alrededor como cuando ascendías los puertos, cuando pasabas por la Ronda Vieja o llegabas a la meta. GRACIAS CHAVA.

Aquí tenéis el teaser del documental del Chava. ¡¡¡No os lo perdáis!!!